Daniel Verzeñassi volvió a alertar sobre las graves consecuencias a la salud de las fumigaciones con agrótóxicos.
El referente del Foro Ecologista de Paraná, Daniel Verzeñassi, recordó a Ana Zaboloy, la maestra que fue fumigada mientras daba clases en San Antonio de Areco, que se transformó en ícono de la lucha contra los agrotóxicos y que murió de cáncer el pasado fin de semana. En ese marco reiteró las graves consecuencias que ocasionan en la salud las fumigaciones con venenos.
En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), Verzeñassi recordó a la docente: “Desde que fue impactada su escuela con una fumigación fue una defensora de la vida de sus niños y a partir de su enfermedad tomó nota de lo que estaba ocurriendo y comenzó a advertir lo que estaba pasando”.
A modo de ejemplo, mencionó que “una de las cosas que relató es la situación de los niños paraguayos que llegaban con sus padres a trabajar en los campos en buen estado físico pero que poco a poco perdían peso, se deterioraba el aspecto físico y su rendimiento escolar”.
Respecto de la discusión planteada en la provincia con la decisión judicial y un nuevo posible decreto del gobernador Gustavo Bordet sobre la distancia de fumigación en torno a las escuelas, sostuvo que “no hay posibilidad de que en tan poco tiempo desde que hizo la fundamentación anterior hasta ahora puedan recabar información en ningún espacio científico, porque son estudios que demandan una observación muy prolongada”.
Aseguró que “todos los estudios que existen sobre impactos y los que van apareciendo progresivamente dicen absolutamente lo contrario a lo que pretenden las expresiones políticas de la producción agrícola extensiva y adicta a venenos” y comentó que “hace un par de semana apareció un nuevo estudio que identificó de una manera contundente la relación entre la exposición al glifosato y la aparición clínica del hígado graso, que determina la claudicación hepática”. “En la provincia tenemos ejemplos de afectados por el glifosato y todo su paquete, el Roundup, que han quedado sin diagnostico”, sentenció.
“No hay forma de que el decreto que anuncian pueda encontrar una explicación o fundamentación científica en nada, porque lo que presentó al empresa Monsanto para la aprobación de este principio activo – hoy utilizado en el mundo entero como es el glifosato- ha quedado en evidencia que fue un gran fraude científico y por eso los están condenando en los juicios que se llevan adelante en Estados Unidos contra Monsanto-Bayer”, advirtió.
“Hay casi 14.000 juicios pendientes en Estados Unidos contra Monsanto, lo que puede llevar a la bancarrota a la empresa Bayer-Monsanto”, señaló.
Al respecto, contó que “en el último de los juicios perdieron frente a un matrimonio que los demando por haber sido expuestos a un veneno que no estaba anunciado como veneno y que resultó que sí lo era y que Monsanto lo sabía hace 35 años pero ocultó esa información en confidencial. El juez ordenó sacar esa información de la confidencialidad y quedó en evidencia el ocultamiento premeditado y la connivencia entre Monsanto y la organización que posibilita las aprobaciones”.
Y advirtió que en Argentina “Senasa se apoya en estos documentos para decir que el glifosato tiene una clasificación de clase 3 que es casi inocua, pero en realidad la organización que lleva adelante la investigación y envía las recomendaciones a la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reclasificado al glifosato como un tóxico grado 2.A, lo que quiere decir que es un probable cancerígeno”.
“Esto pone en evidencia además la fragilidad criminal que tienen estas agencias de aprobación en el mundo, y las nuestras en Argentina, que clasifican de una manera acorde a los intereses de las empresas, moléculas químicas que con el tiempo son reclasificadas y pasan de tener pasaporte libre entre los ciudadanos a ser prohibidas por ser un veneno”, lamentó.
Ejemplificó que “el carbofurán ahora está prohibido en Argentina pero es un veneno que estuvo autorizado durante más de 20 años y se lo utilizaba en la fruta que comíamos”. “Debería ser querellado el que en su momento aprobó este veneno, y así como este hay miles: el asbesto, el amianto, el teflón”, enumeró.
En cuanto a la postura de los productores entrerrianos contra las distancias de fumigación que impuso la Justicia (1.000 y 3.000 metros según la forma de fumigar), Verseñassi aseguró que “si pudiéramos tener una mesa donde mostremos la documentación, quedaría en evidencia que lo dicho por los productores es una mentira falaz”.
Mencionó que “en los estudios que realizó la doctora Delia Aiassa de la Universidad de Río Cuarto acerca de la genotoxicidad en niños del glifosato, que estudió a diferentes distancias en niños expuestos a diferentes venenos y que vivían a 100 metros, a 500 metros y a 1.000 metros. Los primeros tenían una alta genotoxicidad, si se alteraba el genoma del niño; a 500 metros lo tenían muy alta pero menor a 100 y a 1.000 metros tenían una genotoxicidad igual que el de 500; y a más de 1.000 metros aparecía una genotoxicidad en valores considerados permitidos, lo cual también es una barbaridad”.