Silvio Méndez
En una esquina, un baldío abandonado. Al lado, una pequeña vivienda en la que por detrás asoma una estructura de metal, de unos 15 metros de alto, que sostiene un cartel publicitario “disponible!”. Y en el centro de ese armazón, tapado a su vez por una manga de latón, un racimo de paneles de telefonía celular. Cruzando la calle está la Escuela Nº 185 Coronel Álvarez Condarco, a la que asisten a diario más de 500 estudiantes de los niveles inicial y primario. Y en la otra esquina, unos metros más allá, el Hospital de la Baxada de Paraná, ese centro sanitario descomunal que, a medio terminar, presta servicios de consultorios de todo tipo, en los cuales se atendieron 141.444 turnos durante todo 2018.
Allí, en General Alvarado y Soldado Carlos G. Mosto, frente a la Escuela Álvarez Condarco y el Hospital de la Baxada, se alza esta antena de celulares instalada de forma solapada y que funciona de modo ilegal, disimulada detrás de una cartelería estática. Ni con todos los pedidos correspondientes podría ser autorizada para estar en ese lugar. Es una antena armada igual a las que están ubicadas en calle Larramendi –casi llegando al monumento de Gregoria Pérez–, en calle Garrigó, en Artigas también, en cercanía de la parrilla que está en el acceso a San Benito y el Parque Industrial, y la de calle Alejandro Carbó y diagonal Corrales, casi intersección con Almafuerte.
Vecinos contiguos a esta última se movilizaron nuevamente el viernes pasado pidiendo que la saquen. Desde fines de febrero vienen manifestando su gran preocupación a partir de que se dieron cuenta de su existencia. Temen, con toda razón, de los posibles daños a la salud que pueda causar estar expuestos a un polo de emisión y recepción de microondas de radiación electromagnética que usa el sistema de comunicación por teléfonos móviles.
Además de esta inquietud, a los vecinos de barrio Corrales les ha llamado mucho la atención cómo fue instalada de forma subrepticia. Tanto es así que no recuerdan desde cuándo está activa, ya que ni bien se colocó fue tapada por unos carteles de publicidad.
Los nadies
De acuerdo a lo que pudo constatar ANÁLISIS, la antena de Carbó y Corrales figura a nombre de Torresec Argentina SA que opera para compañía Telecom Personal y se encuentra en funcionamiento desde noviembre de 2017.
De que estaba allí, que era una antena de celulares y que podía acarrear perjuicios para la salud, los vecinos se dieron cuenta en noviembre pasado. Cayeron en la cuenta del impacto de su influencia por todos los establecimientos educativos que se encuentran en derredor, la comisaría, el cuartel de bomberos y también un importante centro de salud. Y tomaron dimensión del problema luego de la movilización ciudadana que se opuso y logró derribar una gran antena de telefonía que se había plantado justo al lado de la cancha de fútbol del Club Atlético Instituto. La infraestructura de calle Ovidio Lagos 1.426 no contaba ni siquiera con los trámites correspondientes para el inicio de la obra, lo que permitió a la entidad deportiva rescindir el contrato de locación del espacio con la empresa y desmantelarla en febrero último.
La Asamblea Ciudadana Vecinal de Paraná fue clave para este proceso ya que en pleno enero asesoró a los vecinos del barrio Santa María del Rosario y llevó adelante las tratativas que culminaron con el destierro de la enorme torre.
(Más información en la edición gráfica número 1094 de la revista ANALISIS del 4 de abril de 2019)
