Por Daniel Tirso Fiorotto
Es común cobrar a uno para poder denunciar a otro. Como los negocios son cruzados, entonces las sinvergüenzadas de arriba quedan a la vista. No tanto el sistema que las reproduce. De afuera se verá nuestra relación con el capitalismo como una neurosis: que sí, que no.
El periodista siempre tendrá un pero. Si pesca la punta del ovillo querrá investigar. Para hacerlo precisará estudio, viajes, tiempo, herramientas, espacio donde relatar el caso, pero esos gastos y ese lugar serán administrados por intereses dentro del sistema. (Hablamos de la regla, no de las excepciones). Así es que el periodista será perseguido por el inconformismo.
Corrupción y narcos
Vivir de la propaganda y trabajar para empresas nos mete de cabeza en el sistema que debemos combatir. ¿Entonces? Una salida elegante consiste en estudiar los crímenes del estalinismo y esas cosas, para convencernos de que en otras experiencias las posibilidades de ejercer el periodismo son también ínfimas, e inferir de allí que el periodismo debe mejorar el capitalismo; no más que eso. Ese reduccionismo ignora civilizaciones milenarias.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS del miércoles 7 de junio de 2017)