Álvaro Moreyra

La mayoría de los futbolistas deben madurar antes de lo normal, de hecho casi todos debutan en plena adolescencia en el primer equipo en que, generalmente, hizo las categorías formativas. Muchos eligen dar sus primeros pasos en el fútbol del país que los cobijó desde pequeños y después, con algo de experiencia, emigrar al exterior. Sin dudas que el poderoso fútbol europeo es la meca para todos, o casi, pero muchas veces la lógica no prima en la toma de decisiones o a la hora de aprovechar oportunidades.

También están aquellos jugadores que caminan a la inversa. Es decir, emigran antes de lo normal y sus decisiones no trascienden en los medios nacionales, pero no por eso dejan de ser importantes, sobre todo para la prensa de la ciudad que los vio nacer o la misma que los vio hacer por primera vez jueguito con la pelota o festejar un gol.

Éste es el caso del paranaense Santiago Fosgt. El longilíneo zaguero central se fue al fútbol de Uruguay un día antes de cumplir 18 años (nació el 17 de marzo de 1986), luego de realizar todas las inferiores en Patronato, donde llegó a jugar el Torneo Argentino B.

Pero en la segunda quincena del tercer mes del año, allá por 2005, decidió dejar su Paraná natal. Aprovechó el tren, como se dice habitualmente en la jerga, y se fue a Juventud Las Piedras del vecino país, un modesto equipo del Ascenso, donde logró llegar a la máxima categoría del balompié charrúa. Si bien todo parece ideal, en la entrevista con ANALISIS contó detalles que muchas veces no se conocen y la mayoría ignora cuando abusa de la frase “el futbolista tiene la vida hecha”.

Tras un semestre en la élite con su primer club, Chiquito pasó a Danubio, pero no llegó a tener la continuidad esperada y decidió ir a préstamo a Fénix. En El Violeta jugó y vivió dos grandes temporadas, pero siente que cumplió un ciclo y desea cambiar de aire.

Su anhelo es jugar en la Primera División del fútbol argentino y ya aparecieron equipos que están interesados en contar con sus servicios. Uno está muy cerca, desde la cuestión geográfica: Colón de Santa Fe; el otro es Argentinos Juniors. Al cierre de esta edición su futuro era incierto, aunque estaba más cerca de La Paternal que del Sabalero.

No siempre es color de rosa

A lo largo de la charla se habló de su presente, pero también se hizo un recorrido por rubros muchas veces desconocidos en la vida de un futbolista. Sin ir más lejos, Fosgt contó la manera en que se fue a Uruguay: “En enero de 2005 entrenaba en Patronato y me hablaron de una oportunidad de probar suerte en Uruguay; la idea me gustó, pero se enfrió. Pasaron varias semanas, prácticamente había descartado la chance, y un viernes a la noche, me acuerdo que eran las 23.30 más o menos, un amigo golpeó la puerta y me dijo ‘¿Santi, te acordás lo de Uruguay?, bueno salimos mañana, 4.30 te paso a buscar’. No lo podía creer, ahí nomás me armé un bolsito, me fui al negocio de mi viejo y les dije que me iba”.

-Increíble…
-Sin dudas, mis viejos quedaron sorprendidos, hubo una negativa al principio, pero ganó mi insistencia y me dejaron ir. Allá estuve dos semanas a prueba, por suerte me fue bien y ya querían comprarme el pase. Volví a Paraná unos días, arreglé la sesión del pase con Patronato y me volví a Uruguay. Después estuve un año sin retornar.

-¿Imaginabas eso para tu carrera?
-Jamás se me había pasado por la cabeza, de todas maneras llegó en un momento de mi vida donde quería cambiar de aire, quería irme, pero no porque tuviera mal, sino que sentía eso. Creo que necesitaba independencia y lograr cosas por mí mismo, no quería depender más de mis viejos, era lo que pasaba por mi cabeza en ese momento. Se dio la chance y me fui casi sin pensarlo.

(Más información en la edición gráfica de ANALIS de esta semana)