C. C.
En las espaldas de la banda Passover descansa buena parte de la historia reciente del rock paranaense. Desde que, en 1989, los integrantes originales se conocieron en la escuela secundaria y formaron el primer grupo que dio el antecedente para que Passover fuera el presente, es evidente que ha pasado mucha agua bajo el puente. Fueron y son los únicos que portan la impronta del dark en el medio local, de forma consistente, con una tenacidad sostenida por el esfuerzo y con una coherencia artística que les ha hecho ganarse el elogio y el respeto de las bandas colegas. Decíamos que son buena parte de esa historia reciente porque es una de las pocas agrupaciones que se mantiene y se encamina a casi dos décadas de vida (aunque comenzaron llamándose Toque de Queda), en un panorama donde el nacimiento y muerte de las bandas de rock, lo efímero es la moneda corriente.
El cuarto disco, recientemente lanzado, confirma que si alguna vez fue la aventura adolescente, ahora ya no lo es, que en presente es una idea musical madura. Y confirma además lo que siempre prometieron: ser una banda sólida, con un estilo inquebrantable a lo largo del tiempo y a pesar de eventuales integrantes que se fueron sumando a la base original conformada por Diego Douthat (guitarras), Ángel Hermoso (bajo) y Matías Núñez (guitarras y voces). Ahora en la batería se produjo la reciente incorporación, Jeremías Maccarrone, ex Curvo.
Éste es el panorama de la banda en estos días que satisfecha puede exhibir su nuevo CD, Piedad, como un momento culminante. Un punto de inflexión, quizás en su vasta discografía producida en forma independiente, si se cuentan las recopilaciones en vivo, los maxi simples y las antologías que integraron con otras bandas, además de las tres placas anteriores.
Escuchando el disco, enseguida llegarán a la mente imágenes de bandas como The Cure, Joy Division y Siuxie, por como suenan las guitarras, el bajo y la batería. Pero a no confundirse. Las influencias son ciertas y vale tenerlas en cuenta para entender la propuesta de Passover, pero una vez superado ese primer impacto, vienen ellos mismos, con voz y sonido propio. Real abre la placa diciendo: “Cuántas veces dije cambiar y aún no me encuentro…”, inaugurando un universo íntimo donde las letras describen soledades, reflexiones, depresiones, historias de mujeres amadas que están con otros o que si vuelven lo harían en forma de pesadilla; siempre en un tono filosófico. Un esfuerzo no menor si se tiene en cuenta que a todo eso hay que escribirlo en rima y después tocarlo. Plan, Trampas y No te alcanza son otros de los cortes que se destacan por sobre el resto, porque imponen variantes en una cadena sónica constituida por otras canciones como Queriendo salir, Te escapas, Cómplices, Aislado, Desde mis cenizas, Escalofríos, Cárcel, Pensar de más y Antes de la niebla.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
