Hugo Remedi

“Frente a los desafíos que se avecinan, si no cambiamos no vamos a subsistir; con la mentalidad de empleado público no se puede competir”, aseguró el presidente del IAFAS, ingeniero Blas García. No obstante, se mostró convencido de que con la apertura de los casinos de Santa Fe y Rosario no se achicará el mercado apostador, por el contrario, aseguró que se agrandará y habrá que estar preparado para ello. Dijo que el desarrollo del juego clandestino no varió sustancialmente aunque mantiene identidad en Colón, Paraná y la Campaña y Concordia. Admitió que hay mecanismos para desalentar a los apostadores como ir a pedirles propinas a sus propias casas y que sigue habiendo robos pero en menor medida. Sin embargo, precisó que hay 26 denuncias penales y 40 empleados echados del casino de Paraná. Indico que el régimen de amas de casa se lleva 800.000 pesos por mes y necesita 2,4 millones de pesos y que al Mayorazgo hay que subsidiarlo con unos 150.000 pesos mensuales.

-¿En que medida creció el juego clandestino en la provincia?
-No tenemos datos realmente evidentes, verificables, tenemos sí información de los agencieros sobre la presencia en mayor o menor medida del juego clandestino en los distintos lugares de la provincia y tenemos, además, la actuación de la Policía, que nos va dando un indicador de esta actividad. Pero no creemos que haya variado sustancialmente.

-Pero, ¿se puede decir que está controlado su desarrollo?
-Los sistemas que tenemos nosotros, la cantidad de sorteos, la cobertura provincial con la cantidad de agencias que hay, hacen que sea difícil que la clandestina pueda extenderse.

-¿Cuánto significa la actividad clandestina del total de lo que produce el juego?
-No tenemos datos precisos. Acá hay mucha leyenda en esto, apreciaciones muy subjetivas sobre el tema, no hay un indicador preciso, obviamente ellos no depositan la plata en los bancos, no pagan impuestos ni tienen una cámara donde vuelquen los datos... No hay forma de verificarlo.

-¿Pero sí se sabe por lo menos cuáles son las zonas de mayor productividad del juego ilegal?
-Sí, por supuesto. Colón, por ejemplo, tradicionalmente es una zona con fuerte presencia de la actividad clandestina, tanto en la ciudad como en el departamento. En Concordia hay algunos levantadores clandestinos muy activos y en Paraná y Paraná Campaña también tenemos una actividad clandestina que por lo menos se mueve, no sabemos si recauda mucho o poco, si ha crecido o bajado, pero existe.

-¿Por qué el gobernador advirtió hace tiempo que si los trabajadores no asumen a conciencia el tema de la importancia del juego podría llegar a privatizarse?
-No, nunca hablamos exactamente de privatizar, pero consideramos que hemos entrado en un terreno de competencia que hasta el momento no hemos tenido. Hasta ahora la provincia manejó el monopolio del juego. A muy corto plazo vamos a tener que competir con un casino en Santa Fe y en Rosario frente a los nuestros de Paraná y Victoria. Previamente tuvimos que competir en la gestión anterior con los casinos en El Tigre y del barco en la Capital Federal, que liquidó en su momento la actividad de Gualeguaychú. En los juegos de lotería paralelamente se viene el ingreso de nueva tecnología, que ya se está aplicando en otros lugares del mundo, ligada a la telefonía celular, a Internet y a los videocables de televisión, lo que hace que se incremente el juego interactivo. Esto permite que se pueda apostar desde la casa o desde el dormitorio de uno y por ejemplo, desde distintos lugares del mundo, entre otras cosas.

-Esto modifica, obviamente, las reglas del juego…
-Actuar en condiciones de competencia no es lo mismo que actuar en condición de monopolio. Competir cambia todo, hay que mejorar los procesos internos, los servicios de atención al cliente, hay que cambiar la mentalidad.

-¿Qué mentalidad?
-Con la mentalidad de empleado público no se puede competir, no hay forma de competir. La experiencia nacional y mundial muestra que los entes o empresas estatales que no tienen competencia más o menos subsisten, mientras que las que tienen competencia les va bastante mal o han desaparecido. Entonces, lo que dice Busti y que decimos nosotros es que si no nos ponemos las pilas y no entramos con una mentalidad de competencia, en la cual vamos a tener que cambiar muchas cuestiones de funcionamiento para estar realmente al servicio del cliente, no vamos a tener posibilidad de subsistir.

-¿Vos querés decir que está instalado el concepto del empleado público en nuestros casinos, por ejemplo?
-Por supuesto, esto existe acá en los casinos, en la parte central. Es una cultura, es una forma de atender al cliente, de tener vocación de servicio o no, de ser un servidor público o ser un funcionario público, son dos cosas distintas y opuestas. Por eso insistimos en que hay que cambiar la mentalidad de funcionario público por la de servidor público y más en el caso nuestro, que somos empresas comerciales que tenemos que competir directamente. Esa mentalidad hay que cambiarla en todo ámbito del Estado, pero nosotros con mayor razón porque tenemos una necesidad de cambiar para sobrevivir. ¿Por qué?, ¿cuál es el problema? El sistema competitivo del capitalismo es un sistema depredador que elimina a los que son menos eficientes, los acaba, los mata, es un sistema que en ese sentido tiene reglas de juego claras: los que no andan, los que no mejoran y se adaptan, directamente se quedan y desaparecen.

-En este rumbo y de acuerdo al humor del trabajador te pregunto: ¿existen mecanismos que tengan como objetivo desalentar la presencia de los apostadores?
-Hay mecanismos. El maltrato es uno de ellos, el apriete a los jugadores es otro. Por ejemplo, la metodología que tienen algunos empleados nuestros es ir a pedirle propinas al jugador que ganó en la calle o incluso en su propia casa. Muchas veces lo hacen esperándolo a las 3, 4 de la mañana en el auto cuando el apostador está por retirarse, o van a sus casas en Santa Fe o Esperanza a pedirle las propinas. Y esto no es sólo perjudicial para los otros empleados, porque saca la propina del circuito donde cobra el conjunto, sino que además hace que muchos jugadores no quieran volver a jugar en nuestros casinos.

(más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)