Sandra Míguez
Jimena Jiménez falleció el viernes 29 de abril tras permanecer varias horas en estado de coma después de haber sido atropellada pro una motocicleta en el barrio Anacleto Medina de Paraná. Tenía la inquietud y vivacidad de una nena de nueve años. En un increíble gesto de generosidad, sus padres decidieron donar sus órganos y permitieron así salvar vidas. Desde el Centro Único Coordinador de Ablación e Implante de Entre Ríos, manifestaron su admiración por esto y rescataron la actitud de los padres, tal como lo sostuvo Pablo Sors, encargado de prensa de la entidad, quien dijo que los familiares de la nena “pudieron vencer la situación de dolor y tomaron una decisión de la cual seguramente no se arrepentirán”.
La palabra generosidad se ejecuta, se demuestra en acciones concretas. En una sociedad tan carente de valores, de gestos, de actitudes, en donde la noticia pasa siempre por mostrar la podredumbre humana, dar cuenta de la generosidad y el amor en un hecho concreto, no solamente conmueve, sino que renueva las esperanzas y la confianza en pensar que no todo esta perdido.
Como la contracara de la mezquindad de una dirigencia política y social que solo piensa en sus intereses particulares, desde un punto de la ciudad -en donde siempre se trata de circunscribir a la delincuencia, a la miseria- desde allí provino el ejemplo, el ejemplo de generosidad más profunda, el que da vida. Fue en el barrio Anacleto Medina de Paraná, y más precisamente la familia de Jimena Jiménez que tenía tan solo nueve años, la que dio el ejemplo, al comprender que la ablación de los órganos de la pequeña, iba a posibilitar que Jimena “siguiera viviendo en el cuerpito de otra nena”, como expresó su mamá.
El accidente se produjo en el Barrio Anacleto Medina; Jimena que como señalan su familia era muy inquieta, se soltó de la mano al cruzar la intersección de calle Luis Palma y 1.309, y fue embestida por una motocicleta, lo cual le produjo severos traumatismos que comprometió su vida a un coma 4. La familia autorizó la ablación y en un gesto de entrega total entendió que “hay mucha gente que está necesitando órganos y Jimena se los puede dar”, como expresó su mamá Marta.
Como siempre ocurre en estos casos, un equipo de especialistas del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI) y del Centro Único Coordinador de Ablación e Implante de Entre Ríos (CUCAIER), junto con médicos del Hospital Garraham participaron del operativo, en el que se ablacionaron córneas, hígado, corazón y riñones.
Estos centros coordinadores llevan un registro único donde se evalúan las prioridades y urgencias por lo cual se había determinado que el hígado fuera trasplantado en un paciente de Buenos Aires que padece una hepatitis aguda, y requería en forma urgente el trasplante; mientras el corazón se utilizaría para el recambio de válvulas cardíacas de muchos pacientes que lo necesitan; y el resto de órganos y tejidos iban a ser trasladados al banco del INCUCAI.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)