Ezequiel Re (Especial para ANÁLISIS)

No hubo mucha gente y tampoco la idea es que “se vayan todos”. Pero los hinchas que estuvieron en la jornada sabatina en el estadio Grella ya sacaron sus conclusiones, que son las mismas desde el mismo arranque de este proceso deportivo en la Primera Nacional. Un plantel mal conformado donde los pocos que se quedaron, no conjugan un ideal de equipo con los refuerzos y los jugadores que vienen del semillero (allí debe existir un serio replanteo también), lejos están de tener chances y si las tienen a cuentagotas. 

Es un mal plantel. Guste o no. Porqué llegó a esta situación, será tema que lo explique la comisión directiva y el cuerpo técnico. 

Y al saber que mucho más no se puede pedir, en el 1 a 1 ante Talleres de Remedios de Escalada, el entrenador Walter Perazzo, llamó la atención con variantes en el segundo tiempo. A pesar de tener que ir a buscar la victoria por varios minutos jugó con un solo delantero (José Valencia), y una legión de volantes, muchos cansados.

Al pobre Sebastián Malimberni (delantero) lo hacen ingresan unos pocos minutos por la heroica. 

Patronato se ajustó a derecho con un axioma: equipo que sale a no perder, difícilmente pueda ganar. Por eso tal vez se siente más cómodo de visitante, donde no tiene el peso del riesgo, de salir a buscar el partido. 

Hay dos formas de analizar a Patronato. A corto y largo plazo. En el corto, un equipo que sale a solucionar con remiendos una estructura de equipo, que, con trece fechas jugadas de la Primera Nacional, está lejos de aparecer. 

Este sábado recibió a Talleres de Remedios de Escalada, un modesto equipo que se encontró con un gol a favor por un nuevo error de Julio Salvá en el arco. 

La visita aparcó en defensa y de ahí no se movió. Su volante central Alejandro Benítez, pareció el distinto, pero la T lejos estuvo de ser un elenco ambicioso, ofensivo y de juego. 

Y ante esto Patronato empezó perdiendo. Al margen del error del guardavallas, los de Walter Perazzo, no daban pie con bola. 

Y con poco llegaron al empate. Resultado raro poder analizar que esquema de juego para el Patrón. Emiliano Purita asoma de volante por izquierda, pero al rato se pasa a la derecha. Franco Coronel corre. Fabricio Sanguinetti parece delantero, pero volantea. Franco Coronel corre. Pitu González está acá, allá, es el de mejor visión de juego, pero esta vez no aportó mucho. Franco Coronel corre. Y este raro, inexpresivo equipo de posiciones no fijas, lleva al empate del pie de Ezequiel González, que hasta allí dejaba latente la pregunta de, porqué es titular. Pierde mas de las que gana, pero por ahí te mete un pase preciso y un gol ilógico. Eso es el Patrón. Que era más que un tibio Talleres. 

Entonces viene el análisis a largo plazo. ¿Qué se puede pretender con este equipo Rojinegro? Purita juega un poco, Gustavo Turraca es el que hoy justifica haber venido a Patronato. Un volante con convicción, actitud, buen juego. Que el análisis a corto plazo no tape el que se debe hacer a largo. En 13 fechas Patronato no es aún capaz de salir de las últimas posiciones. No encuentra juego y dispara contradicciones tácticas. 

El Campeón 2022 (tal cual la leyenda que se lee desde este partido en la tribuna de calle San Nicolás) está en una etapa de definiciones. O recupera de algún lado la mística, ya va viendo los refuerzos de invierno y se cambia el chip desde la idea de juego, o directamente el Patrón, abandonará sus años dorados y de felicidad para meterse en la lucha por quedarse en la segunda categoría del fútbol argentino. 

El “que se vayan todos” ante Talleres, dejó en claro el mensaje del hincha.