El uruguayense, retirado defensor con último paso por Ferro Carril Oeste, habló de su carrera en una extensa entrevista. Recorrió los momentos iniciales, los últimos y los más destacados a lo largo de su vida como futbolista.

Maximiliano Velázquez es hoy en día un gran referente en la historia de Lanús. Compartiendo plantel con el también entrerriano Paolo Goltz, el uruguayense fue parte del título de la Copa Sudamericana 2013 obtenido por el Granate. Además, jugó la final de la Copa Libertadores ante Gremio en 2017 con la cinta de capitán

El lateral por izquierda jugó más de 400 partidos con Lanús, equipo que lo tiene como el futbolista que más vistió su camiseta a lo largo de la historia. Y sigue vinculado a la institución, ya que hoy por hoy es sub coordinador de juveniles en Lanús. “Hoy por hoy en cuarentena haciendo otras cosas relacionadas, lo que se puede hacer desde la casa”, admitió respecto a la situación actual.

En declaraciones al diario La Calle de Concepción del Uruguay detalló su rol como sub-coordinador: “Estamos a cargo de todo el fútbol juvenil. Captación de jugadores, preparación de los mismos, metodología de entrenamientos, se articula una línea de trabajo con los entrenadores de las distintas categorías”. A continuación señaló que también deben solucionar algunos problemas que pueden surgir del día a día con los juveniles.

Según explicó Velázquez, no buscan resultados en las juveniles, sino una formación integral del futbolista, al que hacen estudiar, aprender sobre nutrición y los cuidan psicológicamente: “En síntesis, los chicos tienen muchas armas y herramientas para explotarlas al máximo y formarse no sólo como futbolistas, sino como personas”, dijo.

Como afición fuera del fútbol, el zurdo reconoció que le gusta leer historia: “Soy muy familiero, realmente disfruto mucho el tiempo y los momentos con mis hijos y mi señora”, agregó.

Tras admitir que además de ver los partidos de Lanús, va a ver los juegos del seleccionado nacional, fue consultado respecto a su lugar en la historia del Granate, sobre esto, dijo: “Yo no me creo ídolo. Emblema puede ser, pero hay otros jugadores que llevan ese rótulo y bien ganado lo tienen. Mi carrera en Lanús fue muy extensa, fueron dos períodos de seis años cada uno en los cuales hubo años muy buenos y exitosos. Fue una década que es la más importante en la historia del club, entonces integro un grupo de jugadores que hemos marcado a la institución. Estoy muy contento por la carrera que hice”.

Y continuó: “Ser el jugador que más partidos jugó en la historia de un club tan rico como Lanús es un orgullo muy grande para mí. En tres categorías tuve la suerte de salir campeón. Con Ferro, en la B Nacional con Aldosivi y después internacionalmente con Lanús e Independiente. La verdad es que estoy más que satisfecho con lo hecho”.

Como pendiente, marcó el hecho de no haber jugado en el seleccionado nacional: “Tuve la oportunidad de estar en un amistoso y después no se dio otra posibilidad”. También marcó en ese rubro el hecho de no haber jugado en el exterior, pese a haber tenido posibilidades.

Para el uruguayense, su permanencia en el fútbol de la élite nacional tuvo relación con su preparación psicológica. “Me doy cuenta de todas las dificultades que uno va atravesando con el correr de los años en juveniles, entonces hay que ser muy fuerte psicológicamente”.

Luego realizó una definición muy clara del profesional: “Te perdés muchas cosas, no podés hacer una vida normal como la de tus amigos. No es solamente jugar bien al fútbol y listo, tenés que ser profesional en todo sentido, descansar y comer bien. En mi caso siempre prioricé el tema psicológico.

El defensor adquirió con los años dotes como líder, los cuales fueron obtenidos según él mismo por haber compartido plantel con grandes líderes. Así nombró a Julián Maidana en Talleres y a Chiquito Bossio y Rodolfo Graieb en Lanús. “Uno va aprendiendo observando de ellos”, indicó.

Respecto a los inicios de su carrera indicó que recuerda sus primeros pasos en la escuelita de fútbol de su padre en Parque Sur, su paso posterior por Gimnasia y su llegada a Ferro. “Vinimos con un equipo del Colegio a jugar, después me hicieron volver a probarme y quedé en Ferro. Un poco así empezó mi carrera”.

Luego sorprendió: “Mi idea no era ser jugador de fútbol, no me moría por serlo, pero me gustaba jugar. Yo decía que iba a ser abogado. En esa época no era como ahora, que se vienen a probar los chicos a los clubes como si nada”.

Velázquez recordó flojos momentos en su paso por Lanús como los más duros de su carrera, época en la que se lesionó muy seguido y encontró apoyo en un gran referente de la historia Granate: Ramón Cabrero. “Me quise ir del club para probar suerte en otro lado. Me dio la confianza y al campeonato siguiente empezamos a revertir las cosas”, dijo sobre Cabrero, al que destacó como uno de los técnicos que lo marcaron. También contó en ese listado a Jorge Almirón.

Dentro de la cancha, el ex futbolista compartió plantel con grandes jugadores, pero él destacó en ese rubro a Miguel Almirón, Eduardo Salvio y Diego Valeri formando un podio. También realizó una mención para Guido Pizarro. Con algunos de ellos compartió plantel en 2007 y 2016, los dos equipos de Lanús que destacó como los mejores de su carrera.

Para Velázquez quedó como una espina no haber ganado la Libertadores en 2017, aunque admitió que disfrutó mucho de ese año. “No te voy a negar que era un sueño ganarla, levantar la Copa, jugar un Mundial de Clubes”, reconoció.

Sobre su partido despedida y retiro, explicó que el primero no se dio por decisión propia y lo segundo por una cuestión dirigencial: “Tomaron otra opción, pero ya está, quedó en el pasado”, dijo sobre el retiro.

Sobre su retiro dijo que no lo decidió en un día en particular, sino que fue viviendo cosas que le hicieron notar que el momento había llegado. “Me encontré con algunas dificultades que cuando te agarran de grande es distinto. Concentrar me costaba cada día más”, dijo. A Velázquez le quedaba un año más de contrato, pero admitió que decidió interrumpirlo antes.

De su paso por Talleres recordó que fue un gran año, más allá de que acabó con la pérdida de la categoría. “Arrancamos muy abajo en el descenso y llegamos a la promoción y perdimos. Fue uno de los días más tristes de mi vida futbolística”, dijo. Pese a que habían logrado clasificar a las copas, el equipo quedó abajo en los promedios.